Cuenta una antigua leyenda, que de las aguas de la Laguna Rasuhuillca, en Huanta, hace muchos siglos atrás, un enorme toro furioso salía de sus aguas, provocando inundaciones y daños a todo el pueblo.
El toro, negro, brillante y corpulento, luego de dejar al pueblo destruido, volvía cansado al fondo de la laguna.
Los habitantes de Huanta estaban cansados, y no sabían que hacer, hasta que cierto día, una anciana, sabiendo que le quedaban solo un par de años de vida, decidió sacrificarse para poder contener al animal...