selvática” pero en realidad son tantos los sonidos en los que se inspira este

dúo de Colombia que lo más sensato es no intentar etiquetarlo.

En una carrera que arrancó a principios de la década pasada y que ha avanzado a

contracorriente de las tendencias musicales, el grupo ha ido desvelando sus

cartas, una amalgama de influencias que hacia el único lugar que apunta es al

futuro.

Detrás están Julián Salazar, quien fuera

guitarrista de Bomba Estéreo y parte activa en el despegue de la escena de la

cumbia electrónica y la fusión tropical en Colombia, junto a Franklin Tejedor,

oriundo de San Basilio de Palenque y heredero de la tradición de los tambores

afro y de los cánticos ancestrales de formaciones como Las Alegres Ambulancias.

Ellos insisten en que su objetivo con Mitú no es conservar lo que hicieron sus antepasados

sino hacer música nueva que les emocione.

Con esa mirada apuntan al techno anglosajón vía Actress, Laurel Halo y

Oneohtrix Point Never al mismo tiempo que habitan una escena sin delimitar y

libérrima, la de la folktrónica

en Latinoamérica junto a propuestas como las de Nicola Cruz, Cero39

y Montoya. Es en directo, cuando la habilidad con las máquinas de Salazar se

funde como en un ritual místico con el sentido rítmico de Tejedor a los

tambores, cuando recuerdan a genios de la electrónica contemporánea como Baiuca

o El Guincho.

Su nuevo trabajo es un paso más en ese camino de

experimentación para encontrar su esencia, un EP contemplativo e

instrumental que fluye por corrientes psicodélicas. Al contrario que en algunos

de sus temas más celebrados del pasado, cuando se aliaron con las voces de

Teresa Reyes (Las Alegres Ambulancias) o Ela

Minus, aquí dominan los pasajes sintéticos y las percusiones en un

mantra que invita a imaginar universos con los que el ser humano aún no ha

contactado.

José Fajardo