El dúo colombiano publica su quinto
álbum y, como siempre ocurre con el proyecto de Franklin Tejedor y Julián
Salazar, hay una evolución o reformulación en su propuesta. Esta vez las voces
y las guitarras orientan y definen la estructura armónica de los nuevos temas,
el sonido es más definido. Es un disco más reposado, menos "nocturno"
y más alejado del "trance" selvático de sus anteriores álbumes. Otro
tipo de magia.