La búsqueda de metas y logros es una parte natural y valiosa de la vida, pero limitar nuestra felicidad a la consecución de estos objetivos puede dejarnos insatisfechos. Al adoptar la perspectiva de que la felicidad se encuentra en el viaje, aprendemos a valorar cada momento, a encontrar satisfacción en el aprendizaje y el crecimiento continuo, y a apreciar las experiencias y conexiones que enriquecen nuestras vidas. En última instancia, esta mentalidad nos permite vivir de manera más plena y auténtica, encontrando alegría en cada paso del camino en lugar de esperar a la meta final para ser felices. Así que la próxima vez que te encuentres luchando por un objetivo, recuerda hacer una pausa y disfrutar del viaje. Saborea los desafíos y las victorias, aprende de cada experiencia y construye conexiones significativas. Porque en esos momentos, es donde realmente reside la felicidad.