Que fácil es echar la culpa de todo a cosas externas. Echarle la culpa al gobierno, a tu jefe, a tus padres, a la situación del país, a lo que quieras. ¡Por supuesto que tú contexto importa! Yo no digo que no sea así, pero tú no puedes cambiar a otros. Lo único que está en tu poder, en tu dominio, eres tu mismo. 

 ¿Qué sentido tendría una vida sin esfuerzo? Sin esfuerzo no hay metas, no hay aspiraciones, no hay superación, no hay crecimiento.  Por eso te invito a que agradezcas la adversidad, el error, las situaciones que te forjan la paciencia, la tolerancia y la templanza. Hoy no serías lo que eres sin todas esas situaciones.  La pregunta es: ¿Quieres quedarte anclado en tierra o estás listo para navegar frente a cualquier tormenta? 

Te voy a compartir una de las formas en que yo veo la vida: Yo veo la vida como un juego de probabilidades. Hay una probabilidad de que cualquier cosa ocurra. Lo imposible para mi simplemente es algo muy poco probable. 

Existen dos maneras de ver la vida. Cuando dejas la responsabilidad de todo en cosas externas, eres víctima de todo lo que pasa en tu vida. Cuando tomas responsabilidad y enfocas tu energía en las cosas que sí puedes hacer, eres protagonista de tu vida.

La pregunta es: ¿quieres ser víctima o protagonista?

Muchas cosas en la vida son subjetivas, pero te voy a decir algo que no es subjetivo: ¡Te vas a morir! ¿Qué estás haciendo al respecto?  ¡Sé quién quieras ser! Por que la única persona que vivirá contigo toda la vida, eres tu mismo. La vida es una. ¡Ya habrá tiempo para morir, ahora es tiempo para vivir!

¿No ves que resistirte al cambio es lo que te cansa, lo que te estresa, lo que te detiene y te estanca? El mundo avanza y tu te detienes. No vas en reversa, el mundo va hacia delante y tu te quedas atrás por miedo a cambiar.