El libro de Jeremías termina con un recordatorio de la fidelidad de Dios. Dios purifica a Su pueblo a través de la disciplina amorosa.

Dios llama a Su pueblo a salir de sus ídolos y consagrarse a Él. En todo tiempo, Dios es nuestro defensor, promete perdón y restauración para Su remanente fiel.

Dios es fiel y justo en disciplinar a Su pueblo. Usó a Babilonia y Egipto como instrumentos de juicio, pero también les mostró a estas naciones Su poder.

En Jeremías 41-45, vemos la trágica muerte de Gedalías y cómo Judá ignoró las advertencias de Dios, eligiendo sus propios caminos por miedo. Sigue leyendo.

Hoy leeremos el libro de Habacuc. Este libro nos enseña que, aunque no entendamos el sufrimiento y la maldad, podemos confiar en que Dios está en control.

Hoy volvemos al libro de los Reyes y Crónicas. La disciplina de Dios no es castigo, es amor. Nos llama a volver a Él y a vivir conforme a Su Palabra.

En tiempos difíciles, la fidelidad a Dios es nuestro mayor testimonio. ¿Estamos dispuestas a obedecer Su Palabra, sin importar las circunstancias?

El devocional de hoy nos enseña que a pesar de la desobediencia, Dios permanece fiel. Su llamado al arrepentimiento persiste.

Los momentos difíciles llegan a la vida del profeta. A pesar del encarcelamiento, Jeremías obedece y compra la heredad. Dios promete restauración.

En los capítulos de hoy vemos cómo Jeremías recibe un mensaje de esperanza y restauración del Señor para Israel. Dios promete un nuevo pacto.