Fieles a nuestra pedagogía en seguridad ciudadana, analizamos el asesinato del alcalde Carlos Manzo en perspectiva estructural y sistémica. El personaje significó una disrupción que alteró a un sistema político de enorme simulación. No podemos afirmar que esa disrupción provocada desde su agenda en vida y luego también por su asesinato son factores que alterarán a fondo el sistema equilibrado por la simulación, pero sí podemos afirmar que estos hechos nos interpelan en nuestra responsabilidad ciudadana frente a la crisis de violencia y la descomposición del Estado.