Fieles al estilo de Ni Plata Ni Plomo, analizamos el relevo en el poder judicial analizándolos descomunales desafíos para lograr que la justicia sea un verdadero contrapeso de control de legalidad y control constitucional sobre las políticas de seguridad. Desde aquí lo afirmamos: si las y los jueces se someten a intereses políticos provocarán el peor daño, renunciando a someter a límites a una política de seguridad enfocada en el castigo y la militarización.

Habiendo observado detenidamente por décadas la distancia entre las promesas de la política prohibicionista de las drogas y la realidad, cuestionamos el discurso político que una vez más declara la caída de emporios criminales que, según la evidencia histórica, sólo crecen y crecen, dado el reemplazo interminable de los liderazgos criminales.

Jalisco es un estado complejo y se ha consolidado como epicentro de la violencia debido a su ubicación estratégica y la importancia económica, lo cual lo ha vuelto centro de expansión del Cjng, que ha generado violencias que han impactado en la vida cotidiana. Hoy platicaremos con Jorge Enrique Rocha, especialista en educación para la Paz para que nos explique que pasa con la reproducciones de las violencias en Jalisco.

Con impotencia, dolor y enorme frustración, pero también con el compromiso de seguir buscando las salidas, nos adentramos en las implicaciones del escándalo de Tabasco asociado a la captura institucional a manos de la delincuencia organizada, según se ha informado.

En Ni plata ni plomo celebramos las iniciativas oficiales e independientes que promueven la articulación de actores locales para reducir las violencias precisamente desde abajo. A la vez, alertamos sobre la interminable historia de órganos colegiados que no han tenido el impacto esperado. Invitamos a mirar la investigación La otra vía de México Evalúa, justo porque aporta evidencia de las políticas de seguridad en 31 municipios capitales.

Primer programa especial de Ni plata ni plomo: la fantasía de la promesa presidencial de la seguridad en América latina.

Hemos invitado a Javier Moreno, ex director de El País, autor del libro ¿Quién manda aquí? para que nos platique sobre la manera como siete expresidentes enseñan su incompetencia, incapacidad o impotencia frente a las violencias, al frente de aparatos de Estado rotos.

No te pierdas esta conversación con anécdotas que ilustran el tamaño del montaje que el Estado repite a lo largo de América latina, provocando centenas de miles de muertes prevenibles.

Luego de haber publicado una reveladora investigación que incluyó la entrevista a siete ex presidentes, Javier Moreno nos visita en Ni Plata Ni Plomo, hemos recogido su sensibilidad y sus miradas a favor de la resistencias frente a la crisis de violencias que tanto lastima a México y a la región. Imperdible su visita e imperdible su libro "¿Quién manda aquí?"

En México y en cada vez más países del mundo aparecen noticias de enfrentamientos donde sicarios a sueldo, altamente especializados, forman parte de los brazos armados de la delincuencia organizada. Es ya un mercado laboral global, donde muchas veces son los saberes militar y policial los que proveen la transferencia, desde un servicio de seguridad formado y pagado por el Estado, hacia un servicio privatizado de muerte en beneficio del mejor postor. Traemos testimonios y abordamos este terrible fenómeno en Ni plata ni plomo.

En Ni plata ni plomo analizamos el nuevo informe así intitulado del Programa de Seguridad Ciudadana y el Diálogo Interamericano. Es un informe de política pública que nos lleva del problema a las alternativas de salida a la crisis de violencias, delincuencia e impunidad. Conversamos sobre el valor crítico y urgente de tomar conciencia para ser ayudar a romper el ciclo de la crisis que alimenta la crisis. Más violencias, más políticas fallidas, más violencias. Nos sumamos a este esfuerzo regional a favor de la seguridad ciudadana en democracia liderado por el Diálogo Interamericano.

Esta vez en Ni plata ni plomo recogemos una propuesta que identifica tres etapas. Primero, el Estado controló la delincuencia; segundo, negoció con ella y tercero perdió la posibilidad de imponerse sobre la ya poderosa macro criminalidad. Se llama el dilema de la impunidad y lo analizamos pensando también en la reforma y las elecciones judiciales como muestra de la imposibilidad del Estado de fortalecerse, porque si lo hiciera debería también perseguirse a sí mismo.