El perro levanto a José, él se sobresaltó ya que no estaba acostumbrado a levantarse de esa manera; Sus padres le contaron sobre que se tendrían que salir de lima y mudarse a Trujillo y su mama lo iba a poner en una escuela “parecida a la suya”
Se iba a despedir de sus amigos, ellos le llenaban de preguntas sobre cómo será su nuevo colegio y que no sería “parecido” a ese colegio, no sin recordarle a Patita, su vecina que tanto le gustaba.
Ya en lima, Un día José estaba paseando a su perro, pero fue testigo de algo fantasmal… él lo vio, pero no le hiso tanto caso, y siguió su camino conteniendo las ganas de volver a mirar hacia atrás; pero en su oído se escuchó a un viejo decir Ianchaak, dos veces; y José solo se limitó a correr.
Finalmente llego a una playa, mejor dicho, a un puente, donde había varios pescadores y personas montando las olas, el recordó la primera vez que se paró ahí, le había costado mucho, él se había sentido muy orgulloso de sí mismo, sus padres no pensaban que él lo lograría, solo por el simple hecho de ser “muy chico y flaco”
debajo de un árbol, José se quedó dormido, soñaba que algo lo perseguía, no sabía quién o qué era eso, era un tipo de neblina gruesa que envolvía su cuerpo.
Cuando llegaron al hotel José tuvo que poner su nombre, forrar los cuadernos y libros; guardar todas sus cosas en la mochila que quedo repleta y pesada, igual a las del colegio; después de esa pequeña tarea se distrajo viendo tele, y finalmente se quedó dormido.