Arrastrar tristezas y pesimismos nos conduce seguramente a actos oscuros. El Ecuador de hoy tiene un grado de pesimismo demasiado alto. Se ha inmovilizado. El dolor, la tristeza, los temores, lo inmovilizan. La mejor llave aplicada por el narco terror y otro tipo de terrores: mantenernos encerrados. Por ende, es necesario una visión optimista, donde salgamos cada uno de nosotros al encuentro con la realidad. No nos podemos aislar porque le damos espacio, un espacio muy amplio, a aquellos que desean eso: someternos al miedo. Por eso, no dejemos que la tristeza ni el pesimismo venzan al país. La alegría y el optimismo deben ser los motores de nuestra vida social productiva. Hasta el próximo encuentro.