El final de la carta de Pablo a los romanos es una Imagen viva de la comunidad cristiana, con nombres concretos que nos hablan del evangelio hecho carne, pues cada uno de ellos y ellas fueron respuesta y testimonio de la fe encarnada en su historia. El evangelio nos invita a examinarnos sobre nuestra relación con el dinero, más aún, examinarnos si Dios tiene el primer lugar en nuestras vidas y si le somos fieles, o quizás su lugar fue ocupado por otros "señores”. ¡Maestro y Señor, purifica siempre nuestra fe en Ti!