Cómo enseño el Apóstol Pablo, somos seres tripartitos, con un Alma, Cuerpo y Espíritu, los cuales debemos de buscar conservarlos en buenas condiciones hasta la venida del Señor Jesús.

Por ello, el creyente debe de estar continuamente realizando un examen interno para saber nuestra condición, algunos aspectos que nos pueden ayudar para conocer nuestro estado, son las acciones y actitudes que realizamos en el día a día.

De la misma manera que nuestro cuerpo físico requiere de atención cuando comenzamos a ver síntomas de que algo no funciona de la manera adecuada, debemos prestar atención cuando nuestra vida espiritual se ve afectada por una falta de comunión con el Señor. Ya que las consecuencias de esto afectan directamente nuestra vida, vamos perdiendo bendiciones ya que el pecado nos roba lo que es nuestro.

Podemos observar estas consecuencias en el pueblo de Israel, Nehemías nos habla de un pueblo que pasó de ser próspero a un pueblo esclavizado donde una vez fue la tierra prometida a causa de no llevar una vida conforme a la voluntad de Dios, por eso el Señor permitió que fueran gobernados por otras naciones, para poder entender la diferencia de vivir bajo la protección y gobierno de Dios, contra vivir conforme al mundo.

La buena noticia es que, a pesar de encontrarse en una condición de esclavitud, Dios tenía una promesa con el pueblo de Israel, y por esto es que tienen la oportunidad de ser libres de esas cadenas y volver a vivir en libertad.

De la misma manera nosotros debemos de examinar si vivimos en alguna condición de esclavitud, y si lo estamos reconocerlo y confiar en que Dios tiene misericordia de nosotros y podemos volver a una condición de plenitud si permitimos ser restaurados.

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