El gobierno de Gustavo Petro firmó oficialmente la adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el megaproyecto de inversión global liderado por China. Esta decisión abre nuevas posibilidades para el desarrollo de infraestructura, comercio e innovación tecnológica.
Sin embargo, la jugada no ha pasado desapercibida: Estados Unidos, principal socio comercial de Colombia, observa con recelo el acercamiento al gigante asiático. Al interior del país, sectores políticos y empresariales expresan preocupación por una posible pérdida de autonomía geopolítica y dependencia económica.