En medio de un mundo tan ruidoso y convulsionado, a veces se hace complejo encontrar espacios para el silencio. Vivimos en un bombardeo constante de sonidos que provienen de la ciudad, de los medios, de nuestros teléfonos y hasta de nuestros propios pensamientos, pero, el silencio es esencial para nuestro crecimiento espiritual y también para focalizarnos en nuestra vida diaria.