Eva y Leo se conocieron un verano caluroso en una pequeña ciudad costera, donde ambos, sin saberlo, se habían escapado de la rutina diaria buscando algo más, algo que aún no comprendían. Eva, con su sonrisa cautivadora, siempre había sido la más reservada entre sus amigos, pero el mar tenía la capacidad de liberarla. Leo, en cambio, era extrovertido, siempre buscando aventuras y nuevas experiencias. Ambos coincidieron en una fiesta en la playa, donde el sonido de las olas rompía en el horizonte mientras la música resonaba en el aire.