El Encuentro Mundial de Valores en su XIV edición fue un bálsamo para el alma. Fue un evento reflexivo, emotivo, esperanzador y sobre todo inspirador. Nos permitió a las mujeres valorar lo que somos, invitarnos a luchar por lo que creemos, y apreciar los logros obtenidos por otras mujeres en diferentes áreas de la sociedad. Fue un derroche de ideas a través de charlas, diálogos inteligentes y talleres con personajes relevantes en la academia e investigación; líderes en sus ámbitos profesionales que compartieron su visión y experiencia.