Como sabemos, en este mundo el que es manso parece que es tonto, dejado, cobarde, dejado o impotente, pero para Dios son en los que puede dejar su herencia. Este mensaje te retará para revisar el corazón y ver que Dios espera que estemos muriendo para que Él crezca en nosotros.

En la segunda de las Bienaventuranzas, el Señor Jesús habla al corazón de los oyentes reformando su manera de sentir y percibir el dolor, sufrimiento y llanto. Cuando se comprende bien lo que nos debe producir un llanto, entonces podemos encontrar felicidad al ser consolados.

El mundo nos regala la idea de que debemos sacar el potencial que tenemos como los campeones podemos ser y con ello tendremos “La Felicidad”. Lo cierto es que Jesús trajo un mensaje a sus discípulos que los retaría y llevaría a una forma diferente de obtener la felicidad. La primera de sus ideas es que seríamos muy felices cuando fuéramos libres de ese espíritu que nos hace ser como el mundo lo establece y con ello ser más como Él. Seremos muy dichosos y felices cuando seamos pobres de espíritu y con eso heredaremos el reino de Dios.

Todos estamos luchando con áreas en nuestra vida y con frecuencia lo que queremos hacer no lo hacemos, más lo que no queremos hacer eso hacemos. ¿Qué hacer ante esto? Esperamos que esta palabra te ayude a responder esta pregunta.

Muchas veces las circunstancias nos llevan a desviarnos del plan de Dios y a considerar el Plan “B”, pero Dios tiene un plan y lo va a cumplir. No te desanimes, fíjate en lo que Dios ha prometido, ánclate en Su palabra y reacciona, que muchos necesitan conocer a Dios.

¿Puedes imaginar lo que sería que Jesucristo no hubiera resucitado? Para empezar, no tendría sentido nuestra fe y esperar algo más allá de esta vida. Seríamos dignos de toda lastima y estaríamos dedicando nuestra vida a otras cosas, porque todo habría de terminar. Pero no fue así.

El domingo de ramos tuvo problemas en quienes presenciaron ese día y así mismo, en muchos esos problemas siguen hasta hoy.

Hay muchas cosas en las que podemos sobresalir, pero sin duda son pocos los que podrían ser en el tema de dar. Dios espera que esto no sea así. Él ha sido generoso y nos ha dado todo para sobreabundar en el dar.

Muchos de nosotros hemos conocido y aprendido mucho de Dios, pero no necesariamente hemos hecho lo necesario para que reflejemos a nuestro Padre Celestial. Este mensaje te retará en una manera que puedas parecer un hijo de Dios.

En los postreros tiempos al ministerio del Señor Jesús, que uno fuera llamado “Cristiano” no era por un alago, sin embargo que uno se pudiera auto llamar “Discípulo” de Él, era un honor. En este mensaje, comprenderemos el proceso de pasar de ser cristianos a ser discípulos.