Dios está a tu puerta y te llama que, de no abrirle, pues no se desespera, ni tiene ansiedad de que abras la puerta de tu corazón, porque él es absoluto y paciente, él solo espera que tomes la decisión acertada al usar la llave maestra que te permitirá una excelente transformación en tu vida; tu casa, pues al decir: “yo entrare” te está diciendo “quiero habitar en ti” y no solamente eso, él desea cenar contigo.