Es el signo de los tiempos grabar álbumes que
funcionan como una panorámica de todo lo que un artista es capaz de albergar. En una época en la que las etiquetas al fin se han
destrozado, algunos de los discos contemporáneos más excitantes saltan con
soltura de lo que antes entendíamos como pop a la electrónica, del folk al
garage y así hasta trazar una panorámica del arcoíris sonoro. Es lo que
propone Núria Graham en su nueva obra, donde visita innumerables paisajes
rítmicos logrando a la vez que todo mantenga el mismo discurso y clima.
La artista catalana-irlandesa propone una
travesía que conecta ciertas sensaciones mediterráneas (el paisaje, la
naturaleza, la calidez, un colorido particular) con el folk de influencia
anglosajona y múltiples recovecos que van del indie-rock alternativo a la
tradición de contadora de historias. Hay un poso de universos de fantasía y
cuentos mágicos en estas canciones, casi de cuento infantil para adultos: pienso
en la maravillosa serie de novelas gráficas ‘Fábulas’, de Bill Willingham y
Marck Buckingham, y lo bien que le iría esta banda sonora.
Con su quinto álbum, este ‘Cyclamen’ de resonancias
jazzeras, donde van sonando pianos, guitarras acústicas, contrabajo, fagot, arpa, flauta y saxofón, Núria Graham se reivindica como una autora con un talento especial,
ajena a las modas, siempre habitando una música que suena atemporal pero que
dialoga con el presente. Su
futuro se vislumbra fascinante.
José Fajardo