Palabra de Dios: “Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído. Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios. No nos librará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia. 

Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos. 

Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. Se extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano. Volverán y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid; su olor será como de vino del Líbano. 

Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde; de mí será hallado tu fruto.

¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos.” Oseas 14

Perlas: Aquí vemos a Dios cuando Su insistencia se convirtió en una súplica para Sus hijos, invitándoles a volver a Él. Vemos un pueblo que ya comienza a ver que sus ídolos y amantes no les sirvieron para nada, y que solo en Dios hay misericordia y salvación. Vemos al Señor entregando promesas de sanidad, libertad, amor y gracia. Vemos al Padre anunciándoles un futuro de bendición, de grandes cosechas, y un futuro bañado por la gloria del Señor.

Y Dios culmina, en el libro de Oseas, haciendo una pregunta: ¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos caminarán en ellos: mas los rebeldes caerán en ellos”. Palabras finales. Las últimas palabras son siempre demasiado importantes. Necesitamos mucha sabiduría para poder entender lo que Dios quiere hablarnos a través de Su Palabra, y necesitamos ser prudentes para saber aplicar lo que Él está diciendo. La sabiduría y la prudencia son dos dones que podemos pedirle al Espíritu Santo. Los necesitamos desesperadamente. De nada sirve conocer la Palabra si no la aplicamos a nuestra vida.

Oración: Espíritu Santo, en esta hora vengo a Ti a suplicarte que me des sabiduría y prudencia en abundancia. Necesito ser sabio para entender lo que me hablas, y prudente para aterrizarlo a mi día a día, momento a momento. En el nombre de Jesús.

Reto del día: ¿Qué tesoros te llevas de la historia de Oseas? ¿Qué cambió en tu corazón después de esta semana? ¿Qué decisiones trascendentales estás tomando? Responde estas preguntas, y cierra esta semana dando gracias y gloria a Dios por Su amor incansable e inagotable. Dale gracias porque no hay nada que puedas hacer para que Dios te ame, y no hay nada que puedas hacer para que Dios deje de amarte. Él te ama eternamente.