Palabra de Dios: “Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, los harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo y evitarán que sean inútiles e improductivos.” 

2 Pedro 1:5-8

Perlas: La NTV dice en lugar de virtud, excelencia moral. Es decir que, si tengo fe en Cristo y soy morada de Su Espíritu, mi vida deberá ser un despliegue de excelencia moral, además habrá una pasión por adquirir más conocimiento y sabiduría de lo alto, lo cual deberá traducirse en una vida con dominio propio, una vida que persevera, es coherente y constante, una vida entregada y rendida a Dios. Pero no se queda allí, el efecto o fruto último de nuestra fe, y de todas esas características de alguien que tiene su cabeza en el cielo, el fruto último, el más valioso, será poder genuinamente AMAR a los demás. 

En el amor se resume toda la ley, dice Pablo que “el que ama cumple la ley entera” (Romanos 10:13) porque quien ama a su prójimo, jamás buscará hacerle daño. La forma más notoria y sublime como se manifiesta la fe verdadera y la presencia del Espíritu Santo en la vida de una persona, es su capacidad de amar. Recordemos que Dios es amor, y la Biblia también dice algo muy contundente y es que “el que no ama no conoce a Dios porque Dios es amor” (1 Juan 4:8). 

Oración: Padre, hoy te pido perdón porque muchas veces a mi fe le ha faltado virtud, conocimiento, dominio propio, constancia, devoción y amor. Dice Tu Palabra que solo si esas cualidades abundan en mí, entonces seré útil y daré fruto. Perdóname por cada vez que he sido inútil e improductivo. Hoy me arrepiento, pido que me perdones y que me des las fuerzas para vivir mi vida con la cabeza en el cielo y los pies en la tierra. Anhelo ser útil y productivo para Ti, para Tu reino y ser usado para bendecir en todo tiempo a las personas que me rodean, amándolas, aún a aquellas que no me son fáciles de amar. Amén.

Reto del día: ¿A quiénes te cuesta amar? ¿Estás dispuesto a poner en obras tu fe, amando a los que no te fluye naturalmente amar? Haz un listado de estas personas. Habla con Dios sobre cada una de ellas. Exprésale al Señor lo que sientes y pídele que te guíe cómo puedes amarlas en el espíritu, cómo puedes aceptarlas aunque no apruebes su comportamiento, y cómo puedes bendecirlas aunque ellas te maldigan. Te comparto que cuando yo hablé con Dios sobre esto, la primera instrucción que me dio fue que tenía que perdonar una a una de estas personas. Son retos grandes, pero no imposibles porque los vivimos de la mano de Aquel que todo lo puede.