En la festividad de Todos los Santos, hablamos de la belleza de la santidad, tanto la de esos hombres y mujeres extraordinarios que nos llenan de admiración y gozo como (en no menor medida) la de los “santos de la puerta de al lado” de los que habla el Papa Francisco. Todos ellos, reflejo del rostro de Jesucristo, son el más hermoso rostro de la Iglesia.