Hoy hablamos del don y la belleza de la familia. El ser humano es un ser familiar. En la familia es normalmente llamado a la existencia. A través de ella empieza la paulatina integración de la persona, a la vez receptiva y creativa en ámbitos de encuentro y de convivencia. Los vínculos familiares configuran en medio del mundo una morada, un lugar al que se vuelve porque alguien espera, alguien para quien somos importantes, simplemente por ser. Contemplamos así mismo a la familia como reflejo privilegiado del amor de Dios y destacamos tanto su misión educadora como su vocación social y evangelizadora. Todo ello, con la ayuda de las distintas disciplinas artísticas: pintura (cuadro de Mary Cassat titulado “Fiesta en el bote”), poesía (poema de Pedro Salinas titulado “Ellos”, en referencia a los hijos), escultura (“La catedral”, de Auguste Rodin) y cine (película musical “El violinista en el tejado”, dirigida por Norman Jewison en el año 1971, con música de Jerry Bock y John Williams).