En esta ocasión, hablamos de la belleza de la esperanza cristiana como alternativa al desafío de un mundo tentado de nihilismo y asediado de incertidumbre, precisamente en la víspera de la festividad de Nuestra Señora de la Esperanza y en la antesala de un Año jubilar que nos invita a ser testigos creíbles de esperanza para este mundo. Lo hacemos desde la reflexión y desde la óptica de distintas disciplinas artísticas.