El cronista colombiano
Alberto Salcedo Ramos tiene un proyecto en
mente desde hace tiempo: documentar las conexiones (a través de la gastronomía,
el lenguaje, la música, la palabra escrita y otras expresiones) entre
Latinoamérica, África y Europa fruto de las migraciones de ida y vuelta.
Recorrer los pasos de ese intercambio cultural que se enriquece desde hace
siglos y aún no cesa. La obra del pianista y compositor Omar Sosa sigue el
mismo espíritu: en su caso, registrando con sonidos las huellas de la diáspora
africana.
Su herencia afrocubana y su mirada
periférica le han llevado a profundizar en los tremendos tambores batá que se
utilizan en los rituales de santería, en el jazz latino de la
comunidad nuyorican (los puertorriqueños nacidos o asentados en Nueva York), en
las percusiones que invitan al trance en países como Senegal o Mozambique, en
la tradición de la kora en Mali, con los músicos gnawa de Marruecos… Imposible
resumir con palabras lo que abarca un universo entero de sonidos.
Este disco es la historia de un viaje que
comenzó hace 10 años para profundizar en un relato ancestral.
Con fondos del Ministerio de Cultura de Francia, en 2009 Omar Sosa inició un
viaje por el este de África durante el cual aprovechó para hacer grabaciones de
campo con músicos locales de Madagascar, Zambia, Etiopía, Sudán, Burundi, Kenia
y la isla de Mauricio. Ha tardado una década en seleccionar todo ese
material, pero la espera ha valido la pena: estas canciones demuestran que,
a veces, no hace falta moverse para viajar.
José Fajardo