La victoria del Mirandés en El Arcángel en el último partido de la jornada cuarenta de la segunda división ha sido buena para el Granada CF en su pelea por conseguir el objetivo. Los tres puntos conseguidos por el equipo de Alessio Lisci le dan aire al conjunto rojiblanco porque el conjunto jabato se ha metido ya en posición de ascenso directo a primera división, y esa condición la defenderán con uñas y dientes el próximo domingo ante la UD Almería, de tal manera que si el conjunto rojiblanco granadino logran vencer en Los Cármenes al CD Castellón, pasarán a depender de sí mismos, con independencia de que para lograr la sexta plaza estarían igualmente obligados a conseguir la victoria en el Sardinero en la última jornada del campeonato. Si todos estos marcadores se dieran, ese último partido en Santander será uno de los más apasionantes por su crueldad de los que hemos vivido durante la última década, solo comparable a aquel ascenso conseguido en Elche hasta ahora catorce años. Pero sea como fuere, más allá de los números y de los cálculos que quedan para conseguir o no el objetivo, la llegada de Pacheta al banquillo de Los Cármenes ha cambiado por completo al equipo. Este Granada CF, esperemos que la llegada del burgalés no haya sido tarde, es un equipo distinto por ser mejor. Es un equipo más incisivo, presionante, ambicioso y con las ideas más claras. Y aunque no consiga este año el objetivo final, el club rojiblanco habrá contratado a un buen entrenador.