El Granada CF necesita aún cerrar su plantilla. Hasta este punto han llegado las cosas para un club que se ha encontrado, a menos de una semana para que acabe el mercado de verano, sin dinero ni límite suficiente en las cuentas de la Liga de Fútbol Profesional para poder fichar los últimos jugadores. Por supuesto que para poder dar de alta a alguno más necesita prescindir o vender algunos de sus mejores activos, en un sinsentido de tener que vender para poder contratar. Se trata, pues, de para dar entrada necesitar despedir. En esta locura frenética de la última semana, el club rojiblanco intenta a la carrera y casi a cualquier precio prescindir de los servicios de Shon Weissman, un jugador que está costando trabajo desprenderse de el por las significaciones en las que se ha visto envuelto a cuenta de un mensaje que escribió en su momento en una red social. De cualquier manera es posible que, aunque sea a última hora, el jugador salga del club vía rescisión de contrato, fórmula muy utilizada en un club que con estas medidas aplaza los problemas, aunque consigue con ellas de inmediato crecer en límite salarial. Tras la posible salida del israelí, que liberaría una cantidad económica importante por su contrato, llegarían otros futbolistas, fundamentalmente delanteros. En este sentido se habla del ofrecimiento del jugador atacante del Deportivo, Mohamed Bouldini y de Carlos Espí, la jóven promesa del Levante UD.