Su historia comenzó hace cientos de años, se les conoce como fantasmas, demonios y espíritus, lo cierto es que su fantástica presencia origina el nacimiento de las leyendas más extraordinarias con que cuentan algunos estados de la República y muy especialmente de la ciudad de Durango.Construida sobre el techo de un sótano, la mansión del velatorio El Sabino es unos de los patrimonios arquitectónicos más valiosos de la ciudad de Durango, rodeado de enormes árboles, entre ellos el ahuehuete, que protege del sol a las personas que acuden a rezar por sus familiares o amigos recién fallecidos.