Dos meses después de comenzar la investigación, la Policía logra detener al violador de La Paz.

La operación culmina en una madrugada silenciosa en Segovia, donde un equipo de 14 agentes lo captura sin que él llegue a sospechar nada.

En este episodio, escuchamos el relato detallado de las últimas horas del operativo: la detención, el registro de su guarida, las pruebas irrefutables halladas en su casa y el estremecedor momento en el que su pareja descubre quién es realmente el hombre con el que ha convivido tres años y medio.

Y también escuchamos algo más: la emoción contenida de quienes lo hicieron posible. Esther Pulido, una de las jefas de la investigación, llama a Tina, la segunda víctima, y le dice solo dos palabras: “Ya está”.

La promesa se ha cumplido. El monstruo ha caído.

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El violador de La Paz ya tiene nombre, apellidos y cara. La policía sigue trabajando para encontrar su guarida.

Después de semanas persiguiendo a un fantasma, las piezas del puzle por fin encajan. Una llamada a una aseguradora por un pinchazo en Segovia. Una firma casi idéntica. Una voz. Un número de teléfono. Un garaje. Un edificio. Un rostro que coincide exactamente con el que describieron las víctimas.

En este sexto episodio de Operación Moon, la policía pone nombre, rostro y dirección al violador de La Paz. El cazador es ahora la presa, y los investigadores viven su momento más esperado: el "ya lo tenemos". Todo se acelera. Los seguimientos se intensifican. Se activa la vigilancia. Se coloca una baliza. Y al fin, se localiza la guarida de Pedro Luis Gallego.

El monstruo ha dejado de esconderse.

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La investigación apunta a uno de los depredadores sexuales más peligrosos de nuestra historia: Pedro Luis Gallego.

El violador del ascensor, condenado a más de 270 años por violaciones y dos asesinatos en los años 90, había salido de prisión gracias a la derogación de la doctrina Parot. Libre desde 2013, invisible desde entonces. Pero alguien con su historial no se borra tan fácilmente.

En este episodio, Irene Niño y Esther Pulido se enfrentan a una revelación que lo cambia todo: el monstruo que buscan ya fue capturado una vez. La historia del hombre que aterrorizó Castilla y León, que violó, asesinó y burló a la justicia. La historia de cómo volvió. Y de cómo, 25 años después, volvió a cazar.

Una investigación que tira del hilo correcto para desvelar el corazón del laberinto. El monstruo tenía nombre. Y había regresado.

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En las inmediaciones del hospital de La Paz, unas cámaras graban al conocido como violador de La Paz.

Durante semanas, el violador de La Paz fue solo una sombra. Un rostro borroso captado por cámaras. Un coche blanco entre más de 76.000. Un fantasma con acento español y olor a tabaco. En este cuarto episodio de Operación Moon, la investigación entra en su fase más desesperada: la policía tiene datos, muchos, pero nada concluyente.

Hasta que un cruce improbable lo cambia todo.

Una matrícula cazada por un “foto rojo”, un teléfono fijo olvidado en una denuncia por extravío y un rostro que de pronto enciende todas las alarmas. El resultado: un nombre que lo explica todo. Un viejo conocido. Un depredador reincidente. El violador del ascensor. 18 antecedentes por agresión sexual. Dos homicidios.

Irene Niño y Esther Pulido, al frente de la investigación, saben que están ante una bestia que ya había estado en prisión... y que ha vuelto a cazar.

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La investigación avanza. A la presión por dar caza al violador, ahora se suma la de la prensa y la de los responsables políticos de la policía.

En este tercer episodio de Operación Moon, nos adentramos en el lado más humano —y más crudo— de la investigación. Conocemos los orígenes, motivaciones y cicatrices de dos mujeres clave en la caza del violador de la Paz: las inspectoras Esther Pulido e Irene Niño. Ambas forjaron su vocación en la Escuela Nacional de Policía de Ávila y terminaron dirigiendo una de las operaciones más complejas de la historia criminal reciente de España.

Este capítulo es también un homenaje al compromiso silencioso de los agentes que trabajan en la UFAM, la unidad que atiende a las víctimas de delitos sexuales. A través de sus testimonios y del relato desgarrador de las víctimas, entendemos que investigar no es solo recolectar pruebas: es acompañar, sostener, resistir… y seguir adelante cuando el horror amenaza con quebrarlo todo.

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La investigación arranca con muchas dudas y una sola certeza. Las policías Irene Niño y Esther Pulido se enfrentan a un violador en serie extremadamente peligroso.

¿Qué hace que una víctima se convierta en la pieza clave de una investigación? En este segundo episodio de Operación Moon, conocemos el testimonio de Tina, la segunda joven secuestrada por el llamado violador de la Paz, un depredador meticuloso que actúa con la frialdad de un cazador experimentado.

Durante más de ocho horas de cautiverio, Tina memoriza cada sonido, cada olor, cada palabra. Lo hace convencida de que sobrevivir significará poder contar su historia. Y lo logra. Su relato es tan detallado, tan lúcido, que se convierte en el mapa que permite a la policía comenzar a cercar al agresor.

Mientras la inspectora Esther Pulido escucha con asombro, la investigación da un giro decisivo. Lo que parecía una agresión aislada se confirma como una serie de ataques premeditados, con un mismo modus operandi y un autor aún en libertad. La policía ya no tiene dudas: están ante un violador en serie. Y no pueden permitirse esperar a que haya una tercera víctima.

Un episodio sobre la fuerza insospechada de una víctima, la determinación de dos investigadoras, y el arranque de una de las cacerías más complejas de la policía española.

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Entre febrero y abril de 2017, dos jóvenes denuncian haber sido secuestradas y violadas cerca del Hospital de la Paz en Madrid. Comienza la ‘Operación Moon’ .

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El violador de la Paz sembró el pánico durante meses en la zona norte de Madrid. Esta es la historia de cómo cuatro mujeres, dos víctimas y dos policías, dieron caza a uno de los mayores depredadores sexuales de nuestro país

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