Lo del dub parece fácil, pero no lo es. Que se lo digan
si no a Pachy García, una de las mayores referencias contemporáneas de un
género que, con sus mayores años de expansión entre la década de los 70 y los
80 del siglo pasado, parece haber encontrado un avezado un pupilo en este
puertorriqueño que abandera una nueva generación de practicantes del dub.
Con la mirada puesta en iconos jamaicanos del género como
King Tubby o Scientist, Pachyman lleva unos cuantos años modelando un
repertorio obsesionado con esa idea de “retorno a” aquellas bases del género,
como demostró en sus dos primeros álbumes (“In Dub” y “At 333 House”) que no
solo refrenda, sino que consolida en el explícito “The Return of…”, con esos
puntos suspensivos que invitan a completar si se trata el regreso del propio
artista, el regreso de las bases a estos tiempos de urgencia y perreo o el
necesario regreso a las bases que todos necesitamos alguna vez.
No vamos a negar que existe cierta monotonía sonora en un
álbum de dub instrumental. Pero lo cierto es que a lo largo de las doce
canciones y casi 45 minutos de duración del tercer álbum del puertorriqueño, no
solo se escucha ese regreso a ciertos orígenes autóctonos del género jamaicano,
sino también exploraciones electrónicas (“Champion Sound”), una asimilación
de percusiones como el güiro o cadencias de géneros como la cumbia (“Big
Energy”), una suerte de exploitation casi rocksteady de vocación política
(“Destroy the Empire”), viajes espaciales hacia una psicodelia dub-champetera
(“Space Station”) o guiños a orquestas latinas desde la mirada de un
condensador de fluzo (“Ruben Durazo”).
Un álbum para reasimilar un género nicho y adoptar los
matices y estéticas que alimentan este repertorio desde la salsa, la
psicodelia, la cumbia, la electrónica y el juego de delays, ecos y reverberaciones
para una nueva música tropical posible.
Alan Queipo.