Aquí estás de nuevo; recorriendo un laberinto formado de enormes rosales.
Izquierda, Derecha, todo son bellos colores y un olor que es prácticamente una adicción. Puedes rozar los pétalos y notar como tu bello se eriza al paso de su aterciopelado tacto, u oír a los alegres pájaros y tratar de imitar su melodía. Es el paraíso.
Hace varios meses, estabas dando vueltas por aquí, corriendo, con una ceguera permanente y unos oídos que solo sabían repetirte “no, no, no, no…” Corriendo sin darte cuenta de tan maravilloso espectáculo. Sin saborear, oler, ver, tocar u oír nada. Sin conocer los antiguos ritos paganos, sin entender el significado de algunas palabras como Resiliencia, Acendrado, Mediterráneo…
Hoy, sigues vagando por estos pasillos; pero algo ha cambiado. Has despertado.
Ahora estás consciente, ahora no eres uno o una más, no. Ahora. eres parte de mi tripulación. Y queda camino aún... muuucho por recorrer, pero… *chasquido*
Como parte de esa tripulación te prometí que iríamos a un sitio muy muy especial. Llevo anunciándolo durante todos los programas.
Hoy termina la primera temporada de Palabras Áureas y como bien sabes, me gusta hacer las cosas a lo grande, así que, escúchame hasta el final, porque hoy, por fin, dejarás de correr como una gallina sin cabeza por este laberinto llamado... vida.
Hoy te enfrentarás a tu destino, que, como dije hace 8 programas, qué casualidad, destino tiene las mismas letras que la palabra sentido. Confía en mí, vamos allá *Chasquido*