“Al participar con sus discípulas del pan y del vino, Cristo se comprometió como su Redentor. Les confió el Pacto Nuevo, por medio del cual todos los que lo reciben llegan a ser hijos de Dios, coherederos con Cristo. Por medio de este pacto, venía a ser suya toda bendición que el Cielo podía conceder para esta vida y la venidera.