Si no decides no cambias, si no cambias no creces, y si no creces no floreces. El crecimiento es parte de la vida, y cada día, cada instante somos invitados a transformarnos, a crecer, y a reinventarnos.
Y cuesta hacerlo, cuesta porque hay que morir a nuestro viejo yo, a nuestras viejas costumbres, pensamientos y formas de actuar. Sólo ten presente que Dios por medio del Espíritu Santo nos da la fortaleza, la sabiduría y el coraje para avanzar mientras sigamos bebiendo del manantial que hidrata nuestras raíces. Y estemos dispuestos a reconocer y con valentía el cambio que nos llevará a las promesas de Dios.
Deseamos de todo corazón que este programa sea de bendición para ti y te ayude a decidir, cambiar y crecer.