Así como los otros miembros de la familia, la mujer también ha sido atacada para abandonar su papel dentro del hogar. Hay una corriente humanista que le ha dicho: ‘tú no tienes porque estar en tu casa, ni tienes porque aguantar a ese hombre, ni a esos niños; tú tienes derecho de hacer tu vida
como a ti te parezca; aquí la que importas eres ’ Por otra parte las presiones financieras junto con su necesidad innata de ser madre y esposa la han llevado a sobrecargarse produciendo un estrés y agotamiento que
conducen a la depresión y frustración. Todo esto mezclado con la cultura machista en la cual la mujer ha sido devaluada sistemáticamente, ha producido una generación de mujeres resentidas. Algunas han optado por volverse hostiles y controladoras que los hombres y otras sencillamente han
perdido su dignidad y se han vuelto pasivas o excesivamente tolerantes.