Los Trastornos Paroxísticos no Epilépticos (TPNE) son episodios de aparición brusca y de breve duración que imitan a una crisis epiléptica, originados por una disfunción cerebral heterogénea, a diferencia de la epilepsia, no obedecen a una descarga neuronal excesiva. Es mucho más elevada que la epilepsia y muy común en los primeros años de vida. La inmadurez del sistema nervioso central en la infancia favorece que, en este período, las manifestaciones clínicas sean mucho más floridas y diferentes de otras edades. La función del pediatra es conocer estos trastornos e intentar identificarlos. Si no responden a las medidas habituales o persisten dudas diagnósticas, hay que acudir al especialista.