“La vida es parturienta, oíste”, susurró casi al terminar. “Yo soy antiformal y no creo mucho en toda esa parafernalia que inventaron los hombres (…). Llega un momento que le llega el fierro a cualquiera. Uno siente que el bichito de la emoción le camina también por dentro, uno no se quiere dejar dominar pero también le entra”, concluyó.