El cielo es la promesa última y la esperanza central de la fe cristiana, la Biblia se ocupa extensamente de las realidades cotidianas de la vida en la tierra, y la manera en que las personas manejan sus recursos materiales es presentada como un reflejo directo de su condición espiritual. Por lo tanto, es correcto afirmar que las Escrituras dedican una porción considerablemente mayor de su contenido a orientar sobre el dinero que a describir las particularidades del cielo.