La reparación es una espiritualidad que nos une más a Jesús, para devolverle en una mínima medida el honor ultrajado de Cristo en la Cruz, se ve que el amor y la reparación son inseparables, este espíritu se vive con vida de oración adoración y penitencias voluntarias, con paz cumpliendo con amor nuestros deberes de cada día y llevando con paciencia las cruces de tu vida.
Señor queremos amarte junto a la Santísima Virgen María, con el latir de todos los corazones que aún no te aman.
Señor, que no seamos fuente de nuestra propia justicia, abramos nuestro corazón a la única verdad, Dios. Que Él sea el centro de nuestra vida, y como dice San Agustín, de aquel que te ha hecho, no te alejes ni siquiera para ir a ti.
Ahora, por intercesión de la Santísima Virgen María y San José, con toda humildad, te pedimos por todas las personas que están sufriendo la falta de trabajo, la soledad, pobreza, la enfermedad, tanto física como espiritual y también por todas las peticiones de los que están presentes y por nuestros colaboradores.