En la obra de 1981 Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez se inspiró en un hecho real para darle forma. En concreto, tomó como fuente de inspiración el asesinato de Cayetano Gentile, que sucedió en Sucre el 20 de enero de 1951. Tanto es así que está considerada su novela más “realista”.
En el 2007, Miguel Reyes Palencia publicó el libro, La Verdad: 50 Años Más Tarde, en el que narra la verdadera historia de Cayetano Gentile, el Santiago Nasar de la novela, acusado de haber deshonrado a Margarita Chicha Salas, la Ángela Vicario de la narración. En su libro, que tuvo un relativo éxito, Reyes Palencia describe el episodio que tuvo lugar el 20 de enero de 1951, en su natal ciudad de Sucre, en el Caribe colombiano. Ofuscado por la decepción y el desengaño, casi estrangula a Margarita Chica Salas, con quien aquella noche había contraído nupcias.
En distintas entrevistas, don Miguel llegó a confesar que al irse de luna de miel, su recién consorte creyó que porque él se encontrara borracho no iba a poder cumplir con sus compromisos conyugales y descubrir la realidad. Según él, había sido orientada por su madre para hacerle creer, la mañana siguiente, que el acto había sido realizado, y que la prueba sería la mancha de sangre sobre la sábana blanca, que no sería más que mercurio de cromo, colocado para cubrir el honor.
Sin embargo, se equivocó. Al momento de realizar la penetración, se dio cuenta, inmediatamente, que era mujer, que había tenido marido. Ella, tras descubrirse que no era virgen, entre sollozos, exclamaba: Miguel, perdóname, no he querido ofenderte.
Él le respondió: Qué perdón, ni que carajos, puta, imbécil. Posteriormente, de acuerdo con su propio relato, se la devolvió a doña Hermelinda, la suegra, y a sus cuñados, Víctor y Joaquín Chica Salas, quienes quedaron estupefactos, atónitos, ante lo que estaba ocurriendo.
Al abandonar la casa, en medio de la desesperación y la angustia, atinó a decir: Ahí la devuelvo, por rota. Y se marchó.
Miguel Reyes Palencia refiere que sus cuñados, Víctor y Joaquín Chica (los Pedro y Pablo Vicario de la novela), se armaron con cuchillos de carniceros, con la intención de vengar la vergüenza y el ultraje de su hermana.
La víctima resultó ser Cayetano Gentile (Santiago Nasar), un estudiante de medicina, de 21 años de edad, hijo de un inmigrante italiano, muy querido y apreciado en su comunidad. Los hermanos Chica salieron a la calle a vociferar que lo iban a matar. La noticia circuló por todas partes. Todo el mundo en el pueblo sabía lo que iba a ocurrir. El único en toda la vecindad que lo ignoraba era el propio Cayetano Gentile. Cuando se dio cuenta de que estaba siendo perseguido por los hermanos Chica, intentó entrar a su casa. En ese momento, sin embargo, fue atacado por sus agresores, quienes, sin mediar palabras, lo acuchillaron y desollaron como a un cerdo.
Al enterarse de lo ocurrido, don Miguel se atemorizó. Pensó que algunos podrían considerarlo a él responsable por la tragedia. Por eso, pidió protección a la policía. Luego, se fue del pueblo, al igual que Margarita, su esposa, que se fue a vivir a Sincelejo, la capital de Sucre.