No hay poder más grande que elegir el Amor. Entre dos caminos, el caballo siempre tirará a lo conocido. Así, nuestra mente, adiestrada por las costumbres, nos inducirá siempre a repetir lo conocido: el pasado, donde el sufrimiento y el dolor, normalmente, han sido los protagonistas. El egoísmo y los deseos han generado un automatismo que encierra al hombre en un mismo circuito que repite como una rata encerrada en su rueda. Será el Jinete de esa mente desbocada el que la ha de guiar por nuevas vías para lograr su mayor Bien.

La lucha ( como resistencia) es una vía baldía en este caso. Nos desgasta y nos genera una terrible sensación de que el mundo está en nuestra contra. El victimismo nunca ha servido para darnos poder.

El verdadero poder reside en ser ese Jinete, el Jefe inequívoco de cada una de esas situaciones en que se activa nuestro “yo víctima”.

Somos nosotros mismos los que con nuestra actitud podemos cambiar las cosas. Una visión más amplia, la perspectiva que requiere salir de las circunstancias circundantes, nos harán calmarnos para, desde el centro mismo de nuestro Ser, reconducir aquellas situaciones dolorosas que repetimos hasta que aprendamos a ver el diamante escondido en cada una de ellas. La inteligencia entonces se abre como esa flor que recibe agua en el desierto. Todo parece más limpio y claro.

Para todo este proceso, se ha de encontrar la quietud y calma necesarias y , claro está, a esto puede ayudar muchísimo la meditación. También el deporte. Correr y nadar  siempre han sido para mí una forma de limpieza mental muy poderosa. El deporte puede calmar la agitación y volver a situarte en un punto medio.

Desde el poder de una visión más elevada, solo el Amor es la respuesta. El Amor a todo lo que ha sucedido, el Amor incondicional a nosotros mismos y a nuestra vida.

El Amor es la fuente real de toda esta transformación e integración de emociones y sentimientos encapsulados que nos hacen esclavos de un modus vivendi autómata en que, de manera inexorables, se repiten los mismos errores en una especie de  deja vú agotador.

Como Erich Fromm  nos indica: El amor es un poder activo en el hombre; un poder que atraviesa las barreras que separan al hombre de sus semejantes y lo une a los demás.

Para mí, amar es la forma más sublime de expresar la libertad del Ser. Expresar quienes somos es amarnos y amarnos es darnos libertad para expresar nuestro Ser.

El Amor incondicional es más una decisión, un compromiso y casi una cuestión de práctica. Hasta que el circuito antiguo sea sustituido por nuevas sinapsis cerebrales que nos hagan actuar de manera distinta. El altruismo y el aor incondicional serán el fruto de ese entrenamiento.

Seamos entonces los atletas de nuestra actitud de poder y amor frente a ese sendero sobradamente conocido que es la fatalidad.

Tema musical: Forest Walk de Alexander Nakarada | www.serpentsoundstudios.com