Durante el período colonial, el comercio entre España y sus posesiones de ultramar en las Indias estuvo organizado sobre la base de un monopolio comercial, medida esta que se tradujo en un sistema prohibitivo que excluyó la posibilidad de que otros países diferentes a la Madre Patria intervinieran en el comercio americano. Dada la debilidad del imperio español para abastecer de todas las mercancías necesarias a sus súbditos en las Indias, este monopolio, calificado como absurdo por algunos investigadores, fue funcional en los primeros años de la colonización. Pero el crecimiento demográfico experimentado en América durante el siglo XVIII, unido a la incapacidad de España para atender la ampliación de la demanda del consumo, y la intervención decidida de los comerciantes extranjeros, hicieron del pretendido monopolio, una temprana utopía.