Aprendiendo cómo determinar cuáles hechos, personajes y cosas son realmente históricos y cuáles no, así como qué otros pertenecen al ámbito de los mitos, la ficción, la leyenda o la impostura, podremos comprender mejor la Historia y entender el lugar que ocupamos como individuos, y como colectivos humanos, en ella. Esto también nos ofrecerá un mecanismo para mantener a raya a ideologías y creencias que no se corresponden con la realidad de la vida o con los hechos del pasado.