Las pruebas y las dificultades son clave en la vida de José, pero más todavía la providencia y fidelidad de Dios. Conoce cómo Dios continúa formando su pueblo y preservando a la familia de dónde vendría Jesús.

La historia de Esaú y Jacob nos enseña que el plan de salvación de Dios se cumpliría a pesar de su pecado. Además, vemos que confiar en Dios y humillarnos ante Él transforma nuestro corazón.

En el inicio de la formación de la nación de Israel, Dios nos muestra destellos de cómo sería la salvación de Cristo para el mundo. En estas historias continuamos viendo su fidelidad y justicia a causa del pecado.

La Biblia nos enseña que Dios es un Dios de pactos. En ellos se revela a sí mismo y el cumplimiento de su plan de salvación.

La Biblia continúa describiendo la historia de la humanidad y encontramos corazones rebeldes inclinados al pecado, pero también la gracia de Dios en llamados radicales para cumplir su promesa de salvación.

La humanidad continuó desarrollándose en el contexto del pecado. Fue tal la depravación, que Dios juzgó a la humanidad, pero la salvó a través de un hombre y su familia. En esta historia vemos una vez más su justicia y gracia coexistiendo y mostrándonos lo que vendría: la salvación de Cristo.

El pecado trajo muerte al mundo, pero Dios prometió esperanza: un salvador. 

Hoy vivimos bajo las consecuencias del pecado, pero con la esperanza de que todo será hecho nuevo y estaremos con Dios para siempre.