Mi poesía es así como una vida que deambula
por el mundo,
por todos los caminos del mundo,
desajustados como las manecillas de un viejo reloj,
que ahora tiene un mar de espuma, tranquilo, como la luna
En un jardín nocturno,
a veces un desierto que el simum ha cambiado,
a veces el espejismo de estar cerca del oasis,
o los pies cansados, sin fuerzas para ir más allá.
Que nadie me pida este andar correcto de quién sabe
el rumbo y la hora de alcanzarlo,
La tranquilidad de quien tiene en la mano el profetizado
que la tormenta no destruirá su palacio,
la dulzura de quien no tiene nada que negociar,,
El clamor de los que nacieron con la sangre crepitando.
En mi vida la brújula no siempre apunta al mismo
Norte.
Que nadie me pida nada Nada.
Déjame con mi día que no siempre es día,
con mi noche que no siempre es noche
como el alma quiere.
No conozco ningún camino de memoria..
Fernando Namora