Confiemos en Dios. Oremos unos por otros. Amémonos. Vivamos esta vida en Él, para Él, y por Él. No temamos el futuro, sino solo a Dios.
Te mando saludos y abrazos y seguiré orando por mi esposa, mi familia, mi comunidad, mi país, y el mundo. Espero que tú también sigas orando.