Un instrumento que no se adscribe necesariamente a la genética sonora de los ritmos tradicionales sudamericanos acaba sirviendo como vehículo para conectar, desde lo instrumental, con géneros, tradiciones y mezclas de razas musicales impensables.
Ese es el artefacto polifónico que han conseguido articular los saxofonistas Polito Bances, César Zárate y Julio Díaz, tres eminencias del saxo que han imaginado a su instrumento como un médium entre las cavilaciones de ritmos populares de su Perú natal como la chicha o la cumbia con acercamientos al jazz, el boogaloo o el flamenco, entre otros.
“Los Saxos De Mi Tierra: Peruvian Sax Tunes” se la demostración de que no hay que prejuzgar los inescrutables caminos de los músicos con mirada amplia. Aunque al hablar de “música peruana” instantáneamente pensemos en una instrumentación que nos acerque a la idea que tenemos del folclore andino o de las músicas tropicales, Bances, Zárate y Díaz confunden para fundir el imaginario con el de los saxos, un instrumento más adscrito a géneros como el jazz o la salsa, por ejemplo.
De ahí que este despiste los lleve a coquetear con un ramillete de estilos que los hace sonar tan folclóricos como universales, permitiéndose licencias para viajar a cadencias españolas (“Cumbia flamenca”), de la salsa cubana (“El rancho de la cambicha”), al boogaloo isleño más rockandrollero (“La Parada Street”), al tribalismo brasileño (“Carnaval Tropical”) o incluso a la cumbia más elemental (“La Coneja”).

Alan Queipo