La atracción de los insectos voladores hacia la iluminación es conocida desde hace mucho tiempo, tanto, que incluso existen registros escritos del Imperio Romano en los que se describe el uso de la luz para atraparlos. Lo que no está claro es por qué lo hacen. Investigaciones científicas anteriores han propuesto que interpretan los destellos como una ruta de escape, o que quedan cegados por la fuente de iluminación.