Cuando nacemos, llegamos a una familia, en un lugar, cultura, idioma y costumbres específicas, esa es nuestra familia de sangre. A lo largo de la vida vamos construyendo una segunda familia, esas personas que llegan a nuestra vida y con las que creamos vínculos muy fuertes.
Lo cierto es que tanto la familia de sangre como la que elegimos, llegan a nuestra vida a enseñarnos, a reflejarnos, a cuidarnos, a amarnos, a guiarnos, personas con las que compartimos. Muchas de esas personas estarán con nosotros en etapas específicas de nuestras vidas, otras estarán en varias temporadas, algunos llegarán para quedarse, otros se van a ir yendo y otras llegarán para quedarse.
Aprovecha, agradece y abraza a cada persona que llega a tu vida. Así que por si no hay tiempo ¿a quién quieres agradecer, abrazar o perdonar?