¿Cómo no estar afanosos? Cada uno de nosotros cuenta con una lista larga de circunstancias que conducen al afán, es decir, a la ansiedad: problemas en las relaciones, dificultades financieras, responsabilidad por nuestros hijos, presión en el trabajo, falta de trabajo, etc. Y además de nuestra vida personal, el mundo de hoy parece fabricar una serie de eventos a gran escala que producen más ansiedad —incertidumbre económica, guerra, agitación social—, los cuales nos llegan en una cinta transportadora de noticias las 24 horas del día.