El cristiano debería ser el hombre más seguro que viviera sobre este mundo, incluso si tuviera que enfrentar a lo desconocido.

En las tinieblas, como lo es la situación de la pandemia que estamos viviendo, los cristianos son los que deberían brillar más por la confianza que transmiten.

Dios es un Dios consejero. La actividad de la trinidad se basa en consejería. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo mantuvieron un concilio para tratar el tema de la creación y de su salvación.

Todos necesitamos un consejo tarde que temprano.

La Iglesia de Tesalónica era una iglesia sólida, y Pablo sabía perfectamente bien que iban a ser tentados a acomodarse en su vida espiritual, por eso les ruega y les exhorta a que se mantengan desarrollándose espiritualmente.

El amor de Dios para con nosotros no es basado en lo bueno que nos portemos o en lo que podamos darle, Él nos ama porque Él es amor.

No hay mayor privilegio que el ser amado por Dios.

Dios busca iglesias formadas por personas nacidas de nuevo. Una iglesia redimida no se encierra en cuatro paredes, sino que el campo de acción es el mundo.

La vida de Iglesia no es una vida fácil. Toda iglesia que osa llevar el nombre de pueblo de Dios pasará por dificultades. Toda iglesia tiene que enfrentar el sufrimiento.

Jeremías, al escribir el libro de lamentaciones, se encontraba en una circunstancia sumamente grave. Sin embargo, él sabía que esperar en Dios era su única solución.

El deseo nos llevará a ejecutar acciones, a comenzar una búsqueda. Vivimos para lo que deseamos. Y nos convertimos en aquello que deseamos.

Existe un gozo temporal que producen las circunstancias. Pero el gozo bíblico es perdurable y no es causado por las circunstancias sino por el Espíritu Santo.